He tenido el placer de poder colaborar en la revista 2020 del Colegio de Mediadores de Seguros de Baleares. Os transcribo el artículo.
«En 1667 el poeta, dramaturgo y crítico literario inglés John Dryden, acuñó la expresión «Annus mirabilis» o año de los milagros. Durante el año 1666, el devastador incendio de Londres, la gran plaga de peste bubónica, además del apocalíptico 666, hacían presagiar que el fin del mundo estaba cerca. El simple hecho de sobrevivir a 1666 le parecía a Dryden un verdadero milagro.
Este 2020 que pronto llegará a su fin (a Dios gracias) habrá sido para la inmensa mayoría de nosotros un Annus horribilis. Aunque sin llegar a los extremos del siglo XVII, muchos puestos de trabajo, negocios, y lo más triste de todo, muchas vidas, se habrán quedado en el camino.
Un año para olvidar en lo personal y en lo profesional.
Las consecuencias del Covid-19 en el sector asegurador, sin duda por la gran fortaleza de éste, no han sido tan dramáticas como lo pueden haber sido en el turismo, el ocio, la restauración, la aviación comercial, etc., etc.
Pero es obvio que nos ha afectado muchísimo, y lo ha hecho en dos vertientes: La primera en el volumen de negocio en si. La caída de las ventas durante el ejercicio 2020 ha sido generalizada, y en mayor o menor medida, todos los actores intervinientes en el sector se han visto perjudicados: compañías, mediadores, trabajadores, peritos, etc.
La segunda, no obstante, es la que nos debe OCUPAR más, aunque no preocupar. Es la vertiente del modelo de negocio. Si hasta ahora la transformación digital avanzaba a buen ritmo, desde el inicio de la pandemia, y fundamentalmente desde la publicación del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declaraba el Estado de Alarma,
se ha producido un incremento exponencial en la digitalización
de todas y cada una de las fases que conforman la comercialización de seguros: desde la prospección comercial, hasta el pago del siniestro, y en el camino, todos y cada uno de los procesos.
¿Y ahora qué? ¿Hacia dónde va la mediación?
Ya no hay vuelta atrás. Aunque a corto o medio plazo desaparezca el virus, o simplemente podamos convivir con él, ya nada será igual. La digitalización de la profesión será absoluta. Las compañías apostarán decididamente por la venta online y la automatización de todos los procesos.
El mediador que quiera sobrevivir deberá hacer lo mismo.
Debemos ser capaces de encontrar en la crisis una oportunidad.
Las nuevas (no tan nuevas) tecnologías nos permiten en media hora entregar una póliza vía whatsapp a un asegurado de Manacor, presentar tres proyectos por correo electrónico a una empresa ubicada en Ibiza, y conversar vía zoom con un futuro cliente de Andratx. Algo para lo que hace 20 años hubiéramos necesitado varios días.
El corredor de seguros colegiado es garantía de profesionalidad, de formación, de independencia y, aunque haya un virus paseándose, también de cercanía.
El futuro es nuestro, tras un Annus horribilis seguro que llegará un Annus mirabilis, sólo hay que adaptarse y trabajar, trabajar y trabajar.»